Sobre los veladores del Gijón escribieron sus artículos González Ruano, Umbral, Alcántara, Vicent, Raúl de Pozo y tantos otros; pergeñó Fernando Fernán Gómez películas memorables como El extraño viaje; trabaron Ignacio Aldecoa sus cuentos o Alfonso Paso sus comedias; se fraguó la amistad de Tip y Coll; reinaron la belleza de Ava Gardner o la extravagancia de Maruja Mallo; se cerraron contratos de teatro y cine o se crearon asociaciones como Jueces para la Democracia.
«En el Gijón se bebió, se deliró, se conspiró, se escribió, se discutió y se amó»
«Ha sido un ateneo canalla, un espacio de libertad; oficina y despacho para muchos, casa para algunos, refugio para otros, escaparate y escenario para quienes querían ver y dejarse ver, catedral de sablazo en los años más duros y grises, y un barco varado en medio de la capital» enumera Ordóñez.
«Lo que define al Gijón es la mezcla. Nunca se le pidió el carné a nadie. No se preguntaba por la edad ni el origen. Convivieron en él Gijón falangistas y rojos, mangantes y genios, grandes talentos y enormes pelmazos. Ninguna ideología se impuso a otra y había espacio para todos: para los detractores y los admiradores de César González Ruano, por ejemplo». Entre los admiradores Manuel Alcántara, que cita a Ruano como «maestro y ejemplo» sin obviar que era un ser «espléndido, raro, sensible y vibrante».
Escritores, científicos, intelectuales, artistas... todos poblaron sus mesas en el Paseo de Recoletos semana tras semana en interminables tertulias pobladas de humo denso, que inspiró, entre otros, al premio Nobel Camilo José Cela para escribir La Colmena.
Siempre me ha fastidiado que el dinero sea la causa de que se pierda el norte, que nos vendamos. Y más me fastidia cuando ni nos damos cuenta de que por un puñao de billetes se pierda el respeto, la memoria, la dignidad, la alegría, la cultura .....
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo Profe. Es una pena que por dinero se pierda este lugar tan emblemático de nuestro Madrid.
EliminarUn beso enorme corazón