Hacemos lo que debemos, no lo que queremos...

El año pasado con tan sólo una diferencia de 7 meses murieron los padres de mi marido. Curiosidades del destino...murieron el mísmo día, 14.

Ya fue difícil para nosotros la muerte de mis padres con un año y medio de diferencia.

Pero esto nos superó. Ya hace un año y meses desde entonces.

Ellos tenían tres hijos. Los dos mayores ya "colocados" con sus parejas y su vida. Y un pequeño. Este pequeño,  soltero.

Yo me llevaba muy bien con la madre de mi marido, aunque discutíamos y a veces no nos poníamos de acuerdo, en el fondo yo se que ella me quería, yo era la hija que no había tenido. Era una mujer muy reservada, nada cariñosa, había sufrido mucho en su infancia y después, aunque al mismo tiempo era una mujer muy alegre, muy inteligente pero no por haber leído mucho o estudiado, no, era una inteligencia natural, la que te da la vida.

Le gustaba mucho enseñarme sus cosas, los manteles que había bordado cuando era joven. Ese juego de café que en el fondo de la taza tenía un chino dibujado. Su bolso de  piel de cocodrilo que tanto dinero le había costado y la ropa que ella misma se cosía, con su imaginación desbordante y ese gusto y estilo tan particular.

Yo siempre la decía lo mismo, úsalo, para qué lo quieres en el aparador?? y ella siempre me respondía: algún día lo usaremos. Pero ese día no ha llegado...

Siempre me preguntaba lo mismo: "Cuando yo no esté...cuidarás de mi hijo pequeño??". Las que me conocéis sabéis que me encanta vacilar y a ella también la vacilaba y la decía: "Noooo, para nada. Cuidar de él??? No, uff...".

Pero no es así...su hijo y yo estamos cuidando de su hijo pequeño. Estamos con él. En todos los aspectos. No está pasando por una etapa muy buena. Sabemos que puede ser largo, pero se lo prometí que cuidaría de él cuando ella ya no estuviera.

Ha pasado un año...

En un mes más o menos, la casa donde ellos vivían tenemos que dejarla vacía, hemos tenido muchísima suerte para los tiempos que corren, se ha vendido.

Así que el domingo por la mañana, cogí las llaves de su casa, entré yo sola y paseé por todas las habitaciones. Mirando sus cosas...

Llevo toda la semana ordenando, limpiando y haciendo cajas. Voy despacio, haciéndolo con muchísimo cariño. Cada vez que encuentro algo que me hace "gracia"...hablo con ella. Y se lo digo..."También guardabas esto??". Lo guardaba todo.

En una de esas veces, pensaréis que estoy un poquito loquita pero sentí que algo suave me rozaba la mano. En ese momento supe que ella estaba contenta por ser yo, quien me estoy ocupando de sus cosas, de su casa. Ella sabe que lo voy a hacer muy bien.

No hace falta que os diga que los manteles que ella bordó, que su juego de café con el chino dibujado en la taza, que su bolso de piel de cocodrilo y que algunas de las cosas que ella cosió...están siendo empaquetadas con mucho cariño. Vendrán a vivir a mi casa.

Ya hemos pasado por eso antes, con mis padres. El momento de entregar las llaves de su casa, de tu casa, donde hemos pasado nuestra infancia, nuestra adolescencia, tantas reuniones, tantas comidas, celebraciones. Será difícil, muy difícil. 

Pero estaremos juntos los dos. Y todo será mucho más fácil.