viernes, 27 de julio de 2012

11 CUENTO por ANAYAIKA

LA TRISTEZA Y LA FURIA (Jorge Bucay)

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta. 

En un reino mágico, donde las cosas no tangibles se vuelven concretas...

Había una vez un estanque maravilloso...

Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente.

Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque. La furia apurada, como siempre está la furia, urgida sin saber por qué, se bañó rápidamente y más rápidamente aún salió del agua...

Pero la furia es ciega...o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada se puso al salir la primera ropa que encontró...

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia se fue...

Muy calmada y muy serena dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro, o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo, con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada...pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz...y que detrás del disfraz de la furia..en realidad...está escondida la tristeza.




REFLEXIÓN

Las personas que están siempre como enfadadas, que montan en cólera rápidamente, que nunca están contentos con nada...en realidad son personas tristes.

Cuantas veces nos enfadamos o enojamos para esconder la tristeza que realmente tenemos.

Cuántas veces sentimos desilusión, decepción ante alguien y nos mostramos agresivos.

La tristeza y la furia o la rabia se alian para esconderse mutuamente.

Muchas veces no somos conscientes de nuestros actos y del dolor que causamos al otro, pero al final ese dolor nos lo hacemos a nosotros mismos. 

Qué fácil es pedir perdón pero cuántos nos cuesta...





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